"A una chica, para que sea decente, se le debe cortar un poco de su clítoris". -"Ah, un poco de clítoris y entoces es... ¿más decente?" - "Sí, claro".
Esta es parte de la conversación que tuve con una mujer egipcia hace unos días. Un colega nos invitó a comer a su casa con motivo del Aid el Kebir, aceptamos con mucho gusto, nadie se puede negar a una comida egipcia hecha por mamá egipcia.
Comimos juntos los invitados y los hombres de la familia. La niña de 10 años, hermana de nuestro amigo, y su madre se mantuvieron fuera de la vista durante un rato largo. Intercambiamos algunas palabras, pero nada del otro mundo. Estábamos más centrados en comer, al parecer. Yo preguntaba de vez en cuando por la mujer de la casa, quería felicitarle por ese suculento festín. Sin embargo, siempre obtenía la misma respuesta: - Se está cambiando de ropa.
Una vez que ya estuvimos hartos, llegó la hora del té. El padre se encargó de sacar de la habitación al invitado extranjero y, entonces, nuestro colega egipcio nos "advirtió" que iba a llegar su madre, y que ésta llevaba niqab. La madre llegó y se sentó al lado de las invitadas. Nos saludó y apartó el niqab de su cara.
"Eres una mujer bella", le dije. Me sonrió y me dedicó el cumplido pertinente. Era esta una mujer con un amplio conocimiento de su religión, claro está. Hablamos discernidamente de todo un poco, hasta que llegó el momento del tema de la mutilación del clítoris. ¿Que porqué hablamos de esto? Bueno, resulta que hacía un mes o así habíamos estado hablando con su propio hijo sobre este mismo tema y pensamos que sería bueno hablarlo con la madre que lo parió que, al fin y al cabo, es su referencia en muchos aspectos de lo que piensa sobre el sexo opuesto.
"Mira. Hay gente que piensa que se debe cortar todo. Yo creo que con un poco es suficiente. A una chica, para que sea decente, se le debe cortar un poco".
Aquí en Egipto hace ya tiempo que desde el gobierno se están impulsando campañas que pongan fin a esta práctica que, más que con la religión, tiene que ver con el contexto cultural. Tanto musulmanas como cristianas han practicado la mutilación del clítoris a sus propias hijas. En algunas ocasiones los hombres se han mantenido distantes ante esta aberración, otras han intercedido. Pero sigue siendo más un quehacer femenino. Un mundo que se mantiene escondido, bajo el anonimato en muchas ocasiones, y que aquí continúa vivo en las zonas más rurales del sur.
Grupo en el facebook contra la circuncisión feminina.
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