Lo asesinaron las fuerzas del orden público, porque no se trata más que de bestias que no saben donde están los límites ni el control. Si en el anterior post hablaba de las pocas agallas de muchos, los pocos que salen a la calle y son tocados por el ala de la muerte, unas veces de forma aleatoria otras de forma organizada, se la juegan: o morir en el hospital o morir en la calle tirado. Y esto último es lo que le ocurrió al joven alejandrino, Jaled Saeed, que fue abducido de un café por la policía, quien le golpeó hasta la muerte y luego lo dejó tirado a las puertas del mismo café de donde lo raptara.
Hoy todo el mundo habla de este triste e injusto suceso. El boca a boca de los jóvenes alejandrinos cuenta que Jaled estaba tranquilamente sentado en un café cuando la policía llegó. Parece ser que no les gustó la manera en la que Jaled les debió contestar o mirar... y se lo llevaron.
Ayer, decenas de jóvenes activistas se concentraron a las puertas de una comisaría alejandrina para protestar por este asesinato... con precedentes. Hace a penas un año otro joven fue encontrado asesinado en un famoso parque de Alejandría, las investigaciones llevaban a otro caso más de abuso por parte de la autoridad.