Llega el verano y con él la gente empieza a recuperar mi nombre por eso de querer venirse a la tierra de los faraones a conocer las milenarias pirámides, montar en camello, pasear entre el barrillo y el barullo de Jan el Jalili.... Y yo sigo dando gracias de haber terminado con este posicionamiento de turista intrépida con euros en los bolsillos. Ya es hora de escupir la desgana de falsos prototipos, destripar la algarabía, relacionar contexto social y costumbrismo. Ni todo lo que brilla es oro, ni todo lo que huele mal está podrido.
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