Hace una semana la Embajada Española convocó a todos los españoles expatriados (entre otras personalidades) al cócktail que se celebraría como celebración del 12 de octubre, Día de la Hispanidad.
Fui porque no tenía mucho que hacer y me apetecía ver caras españolas y conocer a los colegas periodistas que están trabajando en el Cairo. Hubo muchas sorpresas...
No hubieron nada de discursitos de orgullo de nación, lo cual se lo agradecemos al Embajador -persona agradable donde las haya-, tampoco suficiente tortilla de patata, ni música para bailotear al estilo español, aunque de repente me sorprendiera escuchar Fito y Fitipaldis. Hubo, eso sí, muchísima gente que no tuvo compasión por dejarnos a los que llegábamos de la ciudad alejandrina un poco de esa maravillosa paella que habían preparado en (las tan añoradas) paelleras.
De repente, vi una cara conocida, era el cura de Huesca que había visto en un programa de televisión, que también pasó a visitarme, sobre expatriados en el mundo. ¿Usted es de Huesca, verdad?, le pregunté. "No, yo soy de tu casa". No sabía si se trataba de una parábola o de algo más concreto. "Soy de Daroca. Cuando aprendas bien el árabe verás que Daroca significa Tu Casa".
Interesante...
Seguía dando vueltas intentando reconocer caras... Las del Instituto Cervantes fueron fáciles de hacerse. Y, entonces, alguien me coge del brazo y me dice "ven, te voy a presentar a tus colegas periodistas". Allí estaban, todos juntitos, riendo y hablando mientras tomaban su copita de vino. "Somos de EFE, pero yo ya me voy. Me marcho a Rafat". "Yo soy S. y te conozco". ¡Es cierto!, me dije... Es la periodista de EFE con la que coincidí cubriendo una rueda de prensa en la Biblioteca de Alejandría. Hubo conversaciones interesantes. Desde que este verano estuve charlando con Meneses mientras comíamos en Madrid no había estado con ningún periodista... eso se echa de menos.
Entre los periodistas (a los que les eché como cinco años menos de edad, hay que ver qué bien nos conservamos en esta profesión), estaba un grupo de chavales bien fornidos. "Somos entrenadores de la Escuela de Fútbol del Barcelona en el Cairo". ¡Ya Salam!, es la primera vez que oigo que hay una escuela de fútbol española aquí!. Entonces hablamos de fútbol y de la pasión futbolera que levanta a este país del asiento. Y no solamente a los hombres.
A parte de éstos, entre la multitud las caras eran más bien de alto estatus. Muchas sonrisas forzadas, hijas de embajadores y militares muy monas y bien vestiditas hablando delante de las cámaras de televisión egipcias... En fin, los que no enamoramos a la cámara mejor nos mantenemos a un lado.
Hoy 13 todo vuelve a la normalidad, si es que se puede llamar normalidad a vivir en un país donde cada día puede ocurrir algo nuevo. Un país donde, creezme, para el expatriado todo es posible.
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