Libia, un ejemplo demoledor de técnica y táctica, estrategias en juego y vidas humanas que parecen no valer nada. Libia es el país que en 1986 bombardeó la isla italiana de Lampedusa, a unos 200 km de Sicilia como respuesta al bombardeo americano en Trípoli y Bengasi. Es, además, el país de un dictador excéntrico con el que todos –o casi todos- dirigentes occidentales han bailado.
Con esta situación de no al desarme de ninguna de las (dos) partes establecidas por la prensa extranjera en la contienda libia; en un momento donde Zapatero, en España, Sarkozy, en Francia o Berlusconi, en Italia, son duramente criticados por embaucarse en la refriega árabe, nos encontramos con una intervención oscurantista. Y no solo la intervención, sino también el mismo levantamiento trae unas consecuencias de inopia, de desconocimiento generalizado.
En esta intervención de la alianza atlántica, Alemania ya ha decidido retirar su marina al conocer que la OTAN ayudará a los aliados a luchar contra Qaddafi. Esto muestra cómo en esta acción de la alianza no existe consenso entre las potencias. Alemania e Italia ya han dado muestra de ello; Alemania con la retirada, e Italia con las declaraciones de su ministro de Asuntos Exteriores. Las palabras el ministro fueron claras: el mando de esta intervención debería estar a manos de la OTAN y no de EE.UU.
Obama ha respondido diciendo que pronto se cederá la potestad a otros miembros de la coalición. Francia, sin duda alguna, jugará un papel importante. [Más información sobre el papel de la OTAN en Libia: http://english.aljazeera.net/news/europe/2011/03/2011322181336891487.html]
Lamentablemente en estos tres días de mediación en la no-fly zone ya se han producido víctimas civiles; algo, quizás, inevitable y razón por la cual la Unión Africana y la Liga Árabe no habían dado el visto bueno a la intervención de la OTAN.
La Sicilia afectada
Si en 1986 Libia bombardeó Lampedusa con misiles, en 2011 lo está haciendo con personas. Alrededor de 5 mil personas procedentes de Libia han ido desembarcando en las playas de Lampedusa desde que el levantamiento popular contra Qaddafi se convirtió en un baño de sangre. Hoy, los italianos viven con un ápice de miedo ante la última amenaza de Qaddafi: "Si cae Libia, Italia será la siguiente víctima del terrorismo".
Libia, a diferencia de Túnez o Egipto, tiene una sociedad organizada por tribus, lo cual hace fácil por un lado comprender el porqué Qaddafi está consiguiendo hacerse de nuevo con el poder tan rápidamente. En Túnez y Egipto, por su parte, la tónica general es el trastorno bipolar de las fuerzas encargadas de la “transición política”. Por ejemplo, en Egipto, tras la celebración del referéndum que finalmente ha dado el Sí a la modificación de algunos artículos de la constitución reinante, ahora dicen que el cambio total de la misma será cuestión de tiempo. [El voto No era para cambiar la constitución completamente]
Ya lo dijo Burt Lancaster en el Gattopardo: para que todo se quede como está, tiene que cambiar todo. Si todo sigue por este cauce se llegará de nuevo a la tecnocracia motivada por las potencias estadounidense y europeas. Es cuestión de tiempo.
Sin embargo, el tiempo no es lo que más está a favor de los italianos que habitan en Lampedusa que ven cómo sus calles se llenan de libios que han abandonado su país desde que el levantamiento popular se convirtió en un baño de sangre. Libios que, además, ya no tienen donde dormir y que se cuentan por miles, superando incluso el número total de lampedusani. En las últimas 24 horas han llegado a la isla italiana más de 1.400 inmigrantes. Hay que recordar que esta fue la primera amenaza lanzada por Qaddafi: “Europa será invadida por miles de inmigrantes”.
Obviamente, entre los lampedusi existen aquellos que optan por cooperar y solidarizarse con los visitantes, pero ante la situación de carestía de alojamiento y servicios, los habitantes han recurrido al párroco del pueblo para que sea él quien se dirija al gobierno: “Somos el último rincón de Italia, pero la primera puerta al Mediterráneo. Ya no es solo la cuestión de las tiendas precarias.”
La cuestión líbica afecta de sobremanera a Italia, más que a otra región europea. Esto no significa que tenga que ser solo gestionado por un gobierno italiano que poco ha hecho por sus inmigrantes y mucho por las estrategias socio-económicas. Hoy, el miedo a ser golpeados por el terrorismo islámico impera entre las vidas de los italianos, sobre todo los más cercanos a Libia, como son Lampedusa y Sicilia. Qaddafi lo dejó claro: “"Si cae Libia, Italia será la siguiente víctima del terrorismo"”.
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