27 de enero de 2009

De oreja a oreja, y no es una sonrisa...

Foto: ITXA. Cementerio judío en Alejandría
Comentarios Últimamente no he estado muy cercana a los medios. A pesar de todo lo que está ocurriendo aquí cerca, y justo por eso mismo, cada vez que echo una ojeada a un periódico egipcio, inglés, francés o español… ‘¡uf!’ Durante un mes he estado hablando con gente sobre el dilema palestino, ¿una causa perdida? No quiero entrar en valoraciones de este tipo, no quiero ser suicida de ‘causas’… solo quiero exponer las percepciones que se tienen en Egipto. Cuántas veces habré oído de labios egipcios que no les gustan los palestinos y que dónde están los cabecillas de Hamas. Cuántas veces (y más este último mes) he visto el pañuelo palestino alrededor de los cuellos de decenas de estudiantes universitarios. Cuántas veces he sentido empatía de un país sin nación. Otros llaman a manifestarse, a cambiar el sistema; realzan la causa, el Dar el-Islam (la Casa del Islam), la unión de los hermanos… Pero no resultan atractivos para los jóvenes que abogan por el laicismo, aunque algunos realmente solo quieran mayor libertad sexual. Los palestinos en Egipto son muchas veces vistos como los inmigrantes marroquíes o argelinos que intentan cruzar el mar que les separa de España con esas balsas que son a la par sinónimo de libertad y de muerte (Os recomiendo el reportaje de Juanlu). Los sin papeles en España son los marroquíes, aquí, son los palestinos. Y Rafah se convierte en la ciudad del éxodo. El otro día pregunté a un colega qué tal estaba su familia, es medio cubano medio palestino, le llamamos el revolucionario. Me contestó muy secamente, diciendo que gracias a Dios están bien. Ellos viven en Gaza. Todavía me acuerdo de una escena muy divertida que nos ocurrió cuando estábamos en Siwa reposando unos días en el desierto. Él estaba jugando a lanzar una pelota pequeña con otro colega, egipcio, cuyo volumen corporal le excede en gracia… Sin embargo, no alcanzaba a lanzar la pelota lo suficientemente lejos. El pequeñín revolucionario cogió la pelota y la lanzó alcanzando tanta distancia que todos nos reímos diciendo Claro, es palestino, está acostumbrado a lanzar piedras. Ya conté anteriormente otra reflexión sobre el tema palestino-israelí, esta vez, la de un periodista sirio. Reflexiones desde el exilio de este periodista que piensa que Palestina, de una manera u otra, se lo buscó solita (sin por ello, dejar de sentir empatía por el pueblo palestino). No es el único que defiende esta teoría. De vuelta a la tinta de los titulares que hoy más que nunca huelen a… vuelta a empezar, Egipto continúa con su papel mediador entre Al-Fatah y Hamas y, mientras tanto, los palestinos lloran a sus muertos y recogen aquello que les ha quedado intacto tras el ataque, y espero que entre esto se encuentren sus corazones.
salama

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues parece que las sociedades siempre tienden a despreciar a los pobres a los más vulnerables y desgraciados...

No es lo mismo un moro que salta una vaya que un rey saudí que va a Marbella, parece que ni siquiera ambos pertenezcan al mismo planeta, como para ponerse a pensar que ambos son árabes, musulmantes etc.