29 de julio de 2009

Ser gay bajo pena de muerte

Hace un mes se celebraba el Día del Orgullo Gay en España. Cada año es más espectacular, aunque los últimos años no he podido presenciarlo, mis amigos (y la prensa) lo dicen todo. En los países árabes esto, por supuesto, resultaría impensable. Cuando se me ocurre contar cómo se celebra este día en Madrid, mi colega gay egipcio me mira sorprendido y me dice: - Guau, quiero vivir en España.

En febrero de este año varios activistas se manifestaron a favor de los derechos de los gays en Beirut (el Líbano)

Recuerdo el día en que al presidente Rodríguez Zapatero se le ocurrió aprobar los matrimonios homosexuales, recuerdo también que antes de aterrizar en Egipto leía en la Lonely Planet y otros sitios webs que este país es uno de los paraísos vacacionales para los gays. Sin embargo, mientras los turistas gays pueden gozar – en su más intenso significado-, los egipcios tienen que tener cuidado de no ser sorprendidos. Si te pillan dando –siendo la parte activa- no ocurre tanto como si te pillan recibiendo. La lógica aquí es: quien recibe es gay y eso está penado por la ley y por la sociedad.

Existen muchos bares donde los gays prefieren pasar sus noches. Quizás los turistas menos espabilados no se den cuenta al entrar, pero es allí donde ellos se sienten un poco más libres en un país donde la tendencia sexual debe ser una, y descubrirla se hace en la misma noche de bodas. Ninguna religión se portó bien con los gays, aunque ellos puede que sí se porten bien con ella.

Si te paseas por la calle de cualquier país árabe, comprobarás que hay más tocamiento entre ellos que entre una pareja de enamorados o, incluso, entre las chicas. Los hombres se saludan dándose acalorados abrazos y besos, caminan de la mano o agarrándose por los hombres. Es esta una imagen que a muchos occidentales les puede sorprender, pero esto no significa que sean gays.

Hace unos meses, el periódico Al-Akhbar publicó uno de los pocos artículos que pueden leerse en estos lares sobre las parejas homosexuales: “Soy bloguero gay, como tú”. A través de él se dio a conocer al bloguero Ricky, un chaval kuwaití gay que decidió luchar por sus derechos como homosexual escribiendo un blog. ¿Cómo enseñar a la comunidad el hecho de gay?, se pregunta Ricky. Yo soy un joven musulmán (…) no aspiro a más de una relación de tolerancia y respeto entre las personas. Respeto y tolerancia, eso es lo que pide Ricky y todos los demás gays.

Dodi es otro caso de blog (Saudita Gay) que ha salido al ciberespacio para expresar sus sentimientos en uno de los países que puede resultar más peligroso para él. Si bien, ahora vive en los Estados Unidos, Dodi afirma que no es tan sumamente difícil ser gay en su país, quizás con el impedimento de no hacer cosas como salir a una cena romántica con tu pareja.

En Egipto encontramos el blog de El Diario de Karim. Este joven egipcio da por sentado que: Hay intolerancia en la mayoría de los casos. Es el resultado de una falta de conciencia y la comprensión, y no exclusivamente gay. Karim publicó el libro “Café y té”, donde habla sobre las dificultades de ser gay en este país, sus sentimientos, sus miedos… y todo esto lo hace sin vergüenza y con claridad.

Para todos estos blogueros, la comunidad virtual se conforma como una vía de escape. Es su manera de comunicarse libremente, de hacer de las palabras una declaración: los gays existen aquí y en todos sitios y son humanos.

1 comentario:

Deprisa dijo...

Tienen un enorme valor quienes hacen esas declaraciones estando en esos paises. Concretamente durante mi estancia en Arabia Saudi (sólo fue un año) recuerdo que detuvieron "por sodomía" al menos a tres parejas. Luego que fue de ellos es un misterio ya que las noticias simplemente desaparecieron de los periodicos.