Con el nacimiento de Periodismo Humano el pasado mes de marzo, nació un nuevo medio de comunicación sin ánimo de lucro, enfocado en los derechos humanos y dirigido por Javier Bauluz, fotoperiodista y Premio Pulitzer en Periodismo en 1995, y premio Periodismo y Derechos Humanos 2008.
Hemos hablando con Lydia Molina, responsable de la sección de noticias Migración, sin lugar a dudas una de las secciones más trabajadas, que ofrece interesantes reportajes cada semana sobre la vida de los inmigrantes.
Pregunta- Bueno, lo primero es preguntarte el porqué MIGRACION y no INMIGRACION en la sección de la que te haces cargo en Periodismo Humano...
Lydia Molina- Porque la inmigración la solemos percibir desde la perspectiva de la persona que llega a un país, y nosotros enfocamos este asunto como un proceso global, que además es parte de toda la historia de la humanidad. El inmigrante es emigrante en su país de origen, y es imposible tratar el tema de las migraciones sin esta parte del proceso. El ser humano que se mueve por el mundo en busca de perspectivas de futuro mejores, de conocer nuevos países o huyendo de situaciones que acechan su vida o su dignidad, no puede limitarse a la perspectiva de los que los recibimos. La migración es un fenómeno que va mucho más allá de la imagen de la patera llegando a orillas europeas, y para comprenderlo es fundamental conocer todas las circunstancias que la engloban.
Lydia Molina- Porque la inmigración la solemos percibir desde la perspectiva de la persona que llega a un país, y nosotros enfocamos este asunto como un proceso global, que además es parte de toda la historia de la humanidad. El inmigrante es emigrante en su país de origen, y es imposible tratar el tema de las migraciones sin esta parte del proceso. El ser humano que se mueve por el mundo en busca de perspectivas de futuro mejores, de conocer nuevos países o huyendo de situaciones que acechan su vida o su dignidad, no puede limitarse a la perspectiva de los que los recibimos. La migración es un fenómeno que va mucho más allá de la imagen de la patera llegando a orillas europeas, y para comprenderlo es fundamental conocer todas las circunstancias que la engloban.
P- ¿Cómo crees que es la reaccion de la población española ante la realidad por la que pasan los inmigrantes? Y ¿cómo crees que afecta en la vida real la relación entre un español y un inmigrante?
Lydia- No hay una reacción, quiero decir que no hay una única relación entre los españoles y los inmigrantes. España es un país con una larga historia de emigración, pero muy corta en la de la inmigración.
El miedo a lo desconocido es innato a los seres humanos. Creo que no se ha hecho el esfuerzo político necesario de formar a los ciudadanos en el respeto a los derechos humanos y en una visión más humana de nuestro mundo. Nunca en la historia de España ha habido tantas personas concienciadas e implicadas en movimientos sociales de derechos humanos. Por tanto, creo que hay mucha más solidaridad y preocupación por los problemas sociales en el mundo.
Por eso no se puede hablar de una sola postura sobre la inmigración. Que el racismo sigue siendo una lacra, por supuesto. Que hay muchas personas que siguen viendo a los inmigrantes como unos invasores, por supuesto. Que hay muchas personas que son incapaces de sentirse identificados con otros colores de piel, de acentos o de procedencia, sí. Pero esto va a seguir siendo así. Y por tanto, estoy segura de que poco a poco las cosas van a ir mejorando. Da igual que unos padres sigan siendo racistas, porque sus hijos van a ir al cole con niños de padres de otras nacionalidades, van a ser sus amigos y no van a tener esos prejuicios.
Mientras, los que ejercemos profesiones de impacto público, como los periodistas, tenemos que trabajar para acabar con los prejuicios. Los políticos tienen ahí una responsabilidad fundamental. Y en el caso de no cumplirla, podrían llevar a este país a situaciones como las que se han vivido en Francia. Y ya no tendrán la excusa de decir que no lo sabían, que les pillaría por sorpresa. Serán los responsables.
P- Inmigración y el tema del Islam están muy unidos. ¿Crees que el choque sería menor si compartieran religión el país receptor y el inmigrante?
Lydia- Vivimos en un país laico. Y ese es un pilar básico para desarrollar una democracia madura. La religión no puede ser la el cajón de sastre de una sociedad. Por tanto creo que lo que hay que reivindicar es un respeto y compromiso con el cumplimiento de los derechos humanos. En tal caso, tener una u otra religión no tiene por qué ser ningún impedimento entre las personas.
P- Desde los medios de comunicación, ¿cuál es el papel que generalmente se tiene con este tema? ¿Qué problemas y que ventajas se desprenden de ello?
Lydia- Obviamente hay medios de determinada ideología que criminalizan al inmigrante. Y ha habido otros que, por torpeza o dejadez, hacen igualmente. En los últimos años, algunos han ido aplicando las recomendaciones de algunas organizaciones de derechos humanos que pedían que no se utilizaran conceptos como avalancha. Sin embargo, el principal problema es que se presenta como un problema y de una forma descontextualizada: son números, rostros abatidos o muertos. No son ciudadanos de otros países que para llegar al nuestro han tenido que pasar toda clase de penurias, que han dejado atrás a una madre que siempre vivirá con el dolor de no tener cerca a su hijo o haberlo perdido, o pero, no saber si vive o no. No son presentados como ciudadanos de nuestro país, sino desde la visión delictiva, o a la de víctima, a la de pobre.... Pero no les escuchamos.
P- ¿De qué se va a hablar en esta sección de Periodismo Humano? ¿qué podemos esperar de vosotros los lectores?
Lydia- La migración es un proceso que abarca todas las facetas de la vida, pero con el punto común de que el origen de la persona que migra determina el desarrollo de la mayoría de las facetas de su vida. Por tanto, hablaremos sobre las dificultades que encuentran estos ciudadanos por no haber nacido en el país en el que viven o al que quieren ir, pero también sobre sus logros. Y sobretodo escucharles. Porque para que caigan los prejuicios es fundamental escuchar, conversar y conocer al otro.
Gracias Lydia.
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