Volver a casa es como volver al status quo. Con un paso adelante… un gran paso y un gran cambio, después de un año, de vuelta al pasado.
Los Dire Straits con su Money for Nothing en el coche, el olor del campo (a granjas de cerdo, a campos de cebada y trigo), los mosquitos que traen los arrozales, los ‘Y ¿qué pues?’ a cada diez metros...
Pero hay cosas que cambian. Mi sobrina de 14 meses ya no es el bebé que dejé en brazos de mi agotada hermana, las amigas del cole ya se casan (y los ex), amigos con una mentalidad empresarial impresionante hacen del pueblo una semilla que crece y se convierte en un gran árbol que da sus frutos (amargos o dulces). Hace dos meses pensé que dejaría a una prima en la camilla de la UVI y, al final (alhamdullilah) ha salido adelante. Parto infortuito, como ella dice, casi desde el comienzo de su gestación. Pero ya, ya se acabó.
Todos te hablan, te preguntan y, por supuesto, hacen chistes con el característico estilo aragonés. A veces son tan típicos… que, en fin. Ni vivo en una pirámide ni voy en camello a trabajar.
Y, yo ¿he cambiado?
Mi habitación sigue como la dejé, sin polvo, pero con montones de CDs de música apilados. Libros, libros y más libros. Correspondencia, facturas y cartas. Ropa que ya ni recordaba tener (sobre todo las camisetas de tirantes) y fotos que ni olvidé un momento… las memoricé antes de marchar. Un perfume… ¡uf! ¿ésto usaba yo?
Pero, bueno, este post quizás parezca un poco egocentrista…. Vamos a ver. Colocaos en medio de vuestra habitación, cerrad los ojos e intentad dejar la mente en blanco. Esperad, esperad… y volved a abrirlos. Mirad cada uno de los objetos, la mesa, la cama, la estantería, el color de las paredes… miradlas fijamente. ¿No las veis cambiadas? ¿No pensáis, si pensáis mucho sobre una cosa, que esta cosa realmente nunca ha sido vuestra? ¿De quién ha sido sino?... de nadie, ha sido de ella misma. Esta sería la sensación que yo tuve, más o menos.
Sartre, Galeano, Dante, Kafka, García Márquez, Stendhal, Laverty, Platón, Maruja Torres entre Utopía y Jezabel, y al lado El Aleph de Borges, ¿Blake? Debería poner orden a esto.
O no.
No estoy para poner orden. El orden es para los que tienen sabia de mando y yo, no lo tengo. Yo me encuentro en mi desorden y me pierdo en las listas alfabéticas. Los index se dejan para el final, ¿no? En lo que a mi respecta, yo todavía no he llegado.
1 comentario:
Bienvenida a casa. Siempre es bueno saber, que uno tiene un lugar al que volver.
Publicar un comentario