1 de abril de 2010

El Cine egipcio, cuestión de género y número


Egipto, la Meca del Cine árabe, el Hollywood del Oriente Medio.. .muchos han sido los calificativos que este país ha recibido a lo largo de la historia del celuloide. Un país que floreció cultural y socialmente gracias a este arte ha visto, sin embargo, como poco a poco la cuestión moral ha ido cerrándole puertas, minando sus pasos, y por ende, oscureciendo la graciosa perla que un día fue creciendo hasta volverse negra.

El cine, como otros aspectos de la cultura – el teatro, la pintura, por ejemplo- es un reflejo de lo que en Egipto ha ido aconteciéndose desde los años 80. Antes de esa época casi no podríamos diferenciar el aspecto de una joven egipcia del de una española o una europea cualquiera . El declive llegó a partir de los años 80: desde los 80 al año 1994, unas 21 actrices y al menos 2 actores decidieron abandonar sus profesiones por cuestión de religión. [Viola Shafik en Popular Egyptian Cinema: Gender, Class and Nation].

Era la época del velo. Hasta entonces la cantidad de mujeres que decídian llevar el velo o hijab era insignificante en comparación al Egipto de hoy. En la época mencionada la mayoría de las actrices que se pusieron velo dejaron de actuar, otras continuaron y otras no decidieron ponérselo. Hubo de todo.

El Cine Halal

Cogeré como ejemplo una película reciente que se encuentra todavía en las carteleras egipcias: Rasail Al Bahr (Mensajes desde el mar). Y tomo a esta película como ejemplo por la originalidad y las circunstancias en las que se presenta. Se trata de cine social, de una película que lleva esperando al menos cinco años para conseguir ver la luz. En 2004 parecía un proyecto imposible por la 'osadía' de su guión. Pero, si el 'Edificio Yacubian' pudo salir a la grande pantalla, ¿por qué no lo iba a hacer Mensaje desde el mar?

Para la mayoría de espectadores y muchos egipcios que ni siquiera la han visto, Rasail Al Bahr es una aberración, no es halal. El director juega con un método muy utilizado en este tipo de género social. La linda chica resulta ser lesbiana y se acuesta con las clientes de su negocio de alta costura. En cambio, la prostituta de lujo resulta ser más humana y consigue cierta empatía del público. Entre estas dos mujeres, representadas como lo material y lo espiritual, lo lascivo y lo, digamos, romántico y amor verdadero, hay un hombre. Un hombre que ha perdido a sus padres y se enamora de ambas. Pronto se dará cuenta de que la supuesta virgen de la película no lo es, y la prostituta será su elección final.

La dicotomía puta-virgen está casi siempre presente en el cine social egipcio. Este tipo de películas no comerciales prefieren hacer pensar al espectador. Aunque de vez en cuando se pueda oir en el cine un 'la2, da mustahil' [No, eso es imposible], cuando la protagonista lesbiana se acostaba con su amante. No termina de calar. Todavía falta mucho por la lucha de la homosexualidad, pero eso es un largo tema que merece ser tratado a parte.
Foto: Cartel de una película en la época dorada del cine egipcio, cuando la danza del vientre era Halal.

El cine fue el reflejo -y lo sigue siendo- del torbellino de medias verdades sobre el velo y su imposición coránica, del choque entre Arte y una religion que según defienden algunos no permite las artes escénicas para las mujeres.

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