Itxa. 25 de mayo de 2008
Una vez escuché que Atila, el guerrero mítico líder de los Hunos, ha sido (y será) ejemplo a seguir en cuanto planeamientos de estrategias militares. Como ocurrió con la Operación Tormenta del Desierto encabezada por Estados Unidos.
No solamente Atila es considerado como tal en esto de la guerra, Sun Tzu en su libro ‘El Arte de la Guerra’, nos enseña despojándose de cualquier perjuicio y sin tabús, cómo se libra una batalla…. Fortaleza y disciplina, no sólo física sino también psicológica.
Pues bien, eso es lo que se necesita en el Arte de la Guerra en la que las palabras son las armas más eficaces. Sin ir más lejos… ¿qué ocurre con las estrategias de algunos países como Siria que, por un lado, consiguen que Israel les devuelva los Altos del Golán –que tomó Israel en 1967- y, por otro lado, mantienen su voz en alto en el mundo árabe - temas como el Líbano y su ocupación o con las negociaciones que mantiene con EE.UU sobre Iraq?
Increíble… y yo me pregunto, ¿sería capaz alguno de los ministros de asuntos exteriores de occidente de mantener semejante juego matemático de dualidad y polaridad? Como dice Sun Tzu: El Supremo Arte de la Guerra es someter al enemigo sin luchar.
Esto mismo, no se equivoquen ustedes, es lo que ocurre en todo el globo terráqueo, no sólo en la zona árabe, sobre la que nos llegamos a considerar espectadores pasivos. Creemos que nosotros vivimos en paz en tanto en cuanto son nuestros políticos los que se encargan de pactar, conversar, ‘guerrear’… Pero cuando un estado comienza una guerra (con armas o con palabras), el pueblo formamos parte de ella sin quererlo. Imagínense un ciudadano norteamericano que viaje por países árabes… ¿creen que estará libre de comentarios sarcásticos (esto es lo menos que le puede pasar) o de actitudes nada amigables hacia el mismo? Lo mismo ocurre hoy en día con aquéllos holandeses o daneses que deseen disfrutar de un viaje multicultural por esas tierras.
Y es que la guerra tiene y, tristemente, mantiene su origen tribal.
Citando otra vez a Tzu tenemos esta frase que nos puede hacer reflexionar: La victoria completa se produce cuando el ejército no lucha, la ciudad no es asediada, la destrucción no se prolonga durante mucho tiempo, y en cada caso el enemigo es vencido por el empleo de la estrategia. La estrategia de la palabra, la retórica de la política, los tratados ... Planes estratégicos de comienzo o de final de un conflicto que a veces no dejan claro quien gana y quien pierde.
No solamente Atila es considerado como tal en esto de la guerra, Sun Tzu en su libro ‘El Arte de la Guerra’, nos enseña despojándose de cualquier perjuicio y sin tabús, cómo se libra una batalla…. Fortaleza y disciplina, no sólo física sino también psicológica.
Pues bien, eso es lo que se necesita en el Arte de la Guerra en la que las palabras son las armas más eficaces. Sin ir más lejos… ¿qué ocurre con las estrategias de algunos países como Siria que, por un lado, consiguen que Israel les devuelva los Altos del Golán –que tomó Israel en 1967- y, por otro lado, mantienen su voz en alto en el mundo árabe - temas como el Líbano y su ocupación o con las negociaciones que mantiene con EE.UU sobre Iraq?
Increíble… y yo me pregunto, ¿sería capaz alguno de los ministros de asuntos exteriores de occidente de mantener semejante juego matemático de dualidad y polaridad? Como dice Sun Tzu: El Supremo Arte de la Guerra es someter al enemigo sin luchar.
Esto mismo, no se equivoquen ustedes, es lo que ocurre en todo el globo terráqueo, no sólo en la zona árabe, sobre la que nos llegamos a considerar espectadores pasivos. Creemos que nosotros vivimos en paz en tanto en cuanto son nuestros políticos los que se encargan de pactar, conversar, ‘guerrear’… Pero cuando un estado comienza una guerra (con armas o con palabras), el pueblo formamos parte de ella sin quererlo. Imagínense un ciudadano norteamericano que viaje por países árabes… ¿creen que estará libre de comentarios sarcásticos (esto es lo menos que le puede pasar) o de actitudes nada amigables hacia el mismo? Lo mismo ocurre hoy en día con aquéllos holandeses o daneses que deseen disfrutar de un viaje multicultural por esas tierras.
Y es que la guerra tiene y, tristemente, mantiene su origen tribal.
Citando otra vez a Tzu tenemos esta frase que nos puede hacer reflexionar: La victoria completa se produce cuando el ejército no lucha, la ciudad no es asediada, la destrucción no se prolonga durante mucho tiempo, y en cada caso el enemigo es vencido por el empleo de la estrategia. La estrategia de la palabra, la retórica de la política, los tratados ... Planes estratégicos de comienzo o de final de un conflicto que a veces no dejan claro quien gana y quien pierde.
Aunque lo importante es, como dice Tzu que la victoria no es de aquél que prolonga la lucha por mucho tiempo.
¿Considerarían la ocupación como sinónimo de guerra? Les lanzo esta pregunta que pueden contestar a través de los comentarios.
1 comentario:
En términos militares exclusivamente, la anexión es un triunfo, la ocupación es un fracaso. Magnífica reflexión en esta entrada. Por cierto, lo habrás leído, pero por si acaso aquí te dejo este artículo de El País de hoy. Un abrazo.
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