La suerte está echada. ¿Qué ocurrirá en septiembre del próximo año en las elecciones presidenciales egipcias? ¿Serán necesarios más fotomontajes para que Gamal Mubarak, hijo de Mubarak actual presidente de Egipto, obtenga mayor simpatía y reconocimiento entre el pueblo?
El pueblo no sabe de fotomontajes. Solo sabe de pobreza y sufrimiento. Algunos también de manifestaciones. Y los que sí se manifiestan son duramente perseguidos en una carrera de acusaciones falsas y desapariciones sin rastro. Esta semana pasada muhos decidieron alzar su voz en varias manifestaciones ocurridas en El Cairo y Alejandría. Si bien las razones para sus insatisfacciones no siempre son por falta de libertad o de democracia; se trata de un descontento básicamente motivado por las dificultades de llevar el día a día: falta de trabajo, malos salarios o condiciones pésimas laborales.
Es curioso que para nosotros resulte más obvio luchar por instaurar la libertad de expresión y de asociación (que tampoco tienen en Egipto), o por la democracia y los derechos humanos. En Egipto, donde la clase media apenas existe dando paso a una desbordante clase baja que sobrevive con, si hay suerte, apenas 68 euros al mes , la lucha lleva años fraguándose. Las elecciones, ellos bien saben, poco van a ayudarles porque saldrá más de lo mismo.
Ni el Baraday, ni Ayman Nour… quizás los que más adeptos han conseguido a lo largo de los más de 29 años de mandato Mubarak son los Hermanos Musulmanes. Ellos reparten créditos a quien lo necesita, ofrecen servicios sanitarios básicos, enseñan a leer en las madrasas. Quizás pidan a cambio que su niña se ponga el velo o que el niño se dedique a su hermética doctrina del Islam, pero ¿qué va a hacer un padre? ¿dejar morir o enfermar a sus hijos? Los Hermanos Musulmanes no son salafistas, incluso han llevado a cabo algún que otro acuerdo de colaboración que deje pasar aire fresco y moderno entre sus filas.
Ni el Baraday, ni Ayman Nour… quizás los que más adeptos han conseguido a lo largo de los más de 29 años de mandato Mubarak son los Hermanos Musulmanes. Ellos reparten créditos a quien lo necesita, ofrecen servicios sanitarios básicos, enseñan a leer en las madrasas. Quizás pidan a cambio que su niña se ponga el velo o que el niño se dedique a su hermética doctrina del Islam, pero ¿qué va a hacer un padre? ¿dejar morir o enfermar a sus hijos? Los Hermanos Musulmanes no son salafistas, incluso han llevado a cabo algún que otro acuerdo de colaboración que deje pasar aire fresco y moderno entre sus filas.
Y, si estos parecían una opción a Mubarak, deberíamos olvidarlo: fue a partir de la elección de su nuevo líder cuando nos dimos cuenta de que un gobierno todo lo puede comprar.
¿Mejor así?.... Ahora las miradas (y los temores) están puestos sobre el ejército. Gamal Mubarak no es hombre militar. Es más bien una figura débil para los generales acostumbrados a vivir del pasado dorado de un Egipto militarizado. ¿Dejarán que un hombre de maletín y estudios americanos les gobierne?
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