31 de mayo de 2008

Mis dos mitades

Itxa, 31 de mayo de 2008

Hay momentos en la vida que los jóvenes nos ponemos nostálgicos y familiares, quizás son los menos momentos… pero los hay. ¿Por qué? Se preguntan nuestros padres… pues, creo que porque vivimos en una burbuja de felicidad y, a veces, despreocupación (que no de desagradecimiento) y no percibimos esas necesidades paternales primordiales para quienes nos han hecho como somos.

Mi madre en mí

Si de lucha y de paciencia tengo que hablar, hablaría de mi madre. ¿Sabéis los tamarines que nacen en las orillas de los ríos? Así es mi madre. Entre dos mundos de agua y tierra, entre inundaciones y sequías… allí está ella, unas veces verde y brillante y otras con tono amarillo, pero bello, como el sol.

Qué frágil debía parecer a ojos de mi padre cuándo éste la conoció a sus trece primaveras. Ojos azules, pelo moreno… piel blanquecina y manos de trabajadora. Delgada, coqueta, alegre y responsable.

Y, de este modo, virtudes semejantes se encuentran en mi.

Y mi padre

Si tuviera que elegir a un rey que gobernara al mundo, ése sería mi padre. Desde joven ha sabido qué es sacar adelante una familia, por eso lo ha hecho tan infinitamente bien con la que nosotros representamos. Otra cosa es que nosotros hayamos sabido aprehender sus palabras, que la mayoría de las veces fueron actos al estilo de parábolas.

De él saqué una conclusión que todavía me aplico en el día a día. Ojalá fuera la mitad de sensata que él, pero creo que sí soy la mitad de firme.


Y, de este modo, soy mitad de dos mitades inseparables e imperturbables.
Gracias.

"Que la familia sea como una fortaleza: fuerza, vigor, sin temor, donde se pueda sentir en paz y seguro"

1 comentario:

Luis Torregrosa dijo...

Esta reflexión en voz alta te honra y engrandece. Un abrazo.