1 de julio de 2008

Cuando la muerte llega: un entierro a lo egipcio.

Itxa. 1 de julio de 2008
La historia nos ha dejado diversas formas de decir adiós cuando la muerte se presenta. Si pensamos en Egipto lo primero que nos viene a la cabeza es el tan conocido ritual que practicaban en la época faraónica. Con todo, debemos pensar que hoy en día las prácticas se basan tanto en la religión como en la sociedad y que cada país (árabe) tiene sus particularidades.

Los funerales aquí son muy diferentes a los que estamos acostumbrados en España. Misa, comitiva al cementerio y, de nuevo, rezo y despedida frente a la tumba rodeada de flores… o al jarrón que contiene las cenizas. No, aquí no es así. Además de que el Islam sea la única religión que explica al detalle los pasos a seguir antes, durante y después de la muerte de un familiar, hay una serie de diferencias dependiendo de las sociedades y las culturas. En este caso, la egipcia.

Los funerales islámicos en Egipto


El-Yanaza, o funeral, sigue las pautas marcadas en el Corán. Desde antes de la llegada de la muerte hasta el entierro, se conforma toda una ceremonia del adiós para esta importante etapa de la vida. Sin duda, lo que más llama la atención son las tiendas multicolores (llamadas shader o en plural shawader) que se montan en la calle, a las puertas del hogar del fallecido. Dentro de ellas se lleva a cabo una oración por el fallecido en la que, generalmente, sólo los hombres pueden participar. Desde su aparición estas tiendas se han ido convirtiendo en algo más que religión y han pasado a ser parte de las costumbres de la sociedad egipcia. (Foto: ITXA. Montaje de un shader)

En este punto es importante tener en cuenta que estas diferencias culturales a veces no son muy bien vistas por la religión. Por un lado se tiende a caer en la ostentosidad y extrema generosidad cuando muere algún familiar y se llega a gastar cantidades exorbitadas de dinero para cubrir toda la celebración. Por otro lado, también está la dramatización o la tendencia de hacer de la muerte una catástrofe.

El shader egipcio está formado por unas telas amplias y fuertes donde el color azul y rojo predomina y que hacen de techo y paredes formando así un espacio rectangular que por la noche queda iluminado por decenas de lámparas que penden. No se trata de un material especial para estas ocasiones, puesto que es tan popular que se utiliza incluso en las fachadas de edificios en construcción o en rehabilitación. Lo que cabe destacar es, pues, que las tiendas sean tan amplias y coloridas ya que en otros países éstas son mucho más sencillas y menos llamativas.

Cuando alguien fallece, la familia acude a unas oficinas que normalmente están al lado de las mezquitas y allí piden que se hagan los preparativos para montar el shader, con decenas de sillas y el suelo cubierto de alfombras, además de preparar un espacio dentro o fuera de la mezquita donde el cuerpo es trasladado, cuanto antes, para dar comienzo al rezo, el salat-l-janazah.

Mientras, el cuerpo del fallecido es lavado siguiendo, claro está, el ritual particular de la religión islámica en el que generalmente las mujeres lavan a las mujeres fallecidas y los hombres a los hombres. Aunque existe una fatwa (una especie de pronunciamiento legal que contestan los especialistas sobre religión ante una cuestión que no queda clara en el Corán) del Sheikh Ibn Baz que afirma que no hay ningún mal en que su mujer limpie a su marido fallecido. Después se envuelve en dos sábanas blancas (kafan) y se introduce el cuerpo en el ataúd.

Al rezo acuden principalmente los hombres, puesto que las mujeres suelen quedarse dentro de la casa. Comienza, pues, el salat-l-janazah, que tiene algunas diferencias con los cinco rezos diarios, como por ejemplo el no tener que prosternarse ni inclinarse, y está dirigido por un Imam.

Tras el salat, solo los hombres acuden al cementerio en un cortejo fúnebre para proceder al entierro (nunca hay cremación). La palabra ‘makabra’ que a todos nos ha de sonar a macabro, significa eso: cementerio, en árabe.

En el Islam las tumbas monumentales, las bóvedas o ataúdes ostentosos no están aprobados. En este momento, la simplicidad (que ha tenido que ser imperante también en vida) debe continuar puesto que, además, es ahora cuando Allah realizará el primer juicio.

La inhumación sigue también unos pasos. Dentro de la tumba el cuerpo se orienta hacia la Meca y es momento de recitar el versículo 20/55 del Corán: “De ella (LA TIERRA) os creamos, a ella os retornaremos y de ella os haremos surgir otra vez”.

A estas alturas la tienda o shader debería estar montada. Se pueden encontrar muchas veces en medio de la calle, cortando incluso el paso del tráfico rodado (sin importancia, ya que son calles de barrio muy estrechas), aunque los hay que prefieren montar el shader al lado de una mezquita importante, por lo que el coste es mucho mayor. (Foto: ITXA. Montaje de un shader)

Allí van llegando –hombres- familiares, conocidos o no (ya que ningún musulmán tiene que dudar en participar) y continúa la lectura del Corán.

Condolencia y serenidad

A partir de aquí, llega el iddah o periodo de condolencia. La condolencia, como ocurre en otras religiones, es una muestra de solidaridad. En el Islam se suele recordar a los familiares que se mantengan firmes y serenos, en Egipto la costumbre es decir el ba'eyya fe hayatak o shed heilak. Un buen musulmán o una buena musulmana debe mostrar autocontrol. Por supuesto que el llanto es permitido, y aconsejable, pero nunca se debe exagerar al extremo (con gritos, desmayos…).

Para la viuda este periodo tiene que ser cuatro meses y diez días, en los que no puede: volver a casarse, moverse de casa o llevar joyas y ropas de colores vivos (el Corán no menciona que tenga que vestir de negro). Los hijos y demás hombres de la familia a veces deciden dejarse la barba crecer y su periodo de condolencia es de tres días.

La costumbre de visitar las tumbas de nuestros fallecidos tampoco es la misma. En el Corán podemos leer que, al principio, el profeta Mohamed no estaba de acuerdo con que las tumbas fueran visitadas para evitar que la finalidad fuera suplicar ayuda al muerto o cualquier invocación que podría enfadar a Allah. Después este tema se fue solventando, sobre todo en lo concerniente a las visitas de las mujeres, y hoy en día muchos son los que van a visitar a sus fallecidos al cementerio.

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