para cumplir con la premisa que Allah dijo de esta manera: «¡Oh, Hijos de Adán! Les hemos dado ropas para que se cubran y la ropa es como un adorno. Pero la ropa de rectitud es mejor». O como señala la 24: 31 del Corán:“...Y di a las creyentes que bajen la mirada y que guarden su castidad, y no muestren de sus atractivos sino lo que de ellos sea aparente; así pues, que se cubran el escote con el Jimar".
Bueno, a espensas históricas, es así como se ha configurado la manera de guardarse de miradas: un trozo de tela. (Foto: ITXA)
Cuando vemos a una mujer velada, en cualquier sociedad, en cualquier país, ¿cómo nos sentimos o, mejor dicho, cómo reaccionamos? Muchas veces varias de mis amistades egipcias musulmanas - y veladas-, me cuentan sucesos bastante cómicos que les han sucedido estando de viaje por Europa. ¿Recuerdan a Nadia, la mujer de cerca de 50 años, ama de casa y madre? Ella me contó que estando en Londres a veces la gente no quería sentarse a su lado en el metro, dejando un 'deseado' asiento libre que todo el mundo miraba pero que nadie se atrevía a tomar. Nos reímos mucho con esto. ¡Qué vamos a hacer sino!
Otra me contaba que, también en Europa, había gente que no 'podía' mirarle a los ojos mietras le hablaba. Fuera hombre o mujer. Suponemos ambas que les daba vergüenza o sentían un no-saber-hacer con esta otra cultura. También nos reímos.
Sohita, me contó que en Italia nunca tiene problemas pero, en el momento en que decidió visitar España me preguntó si ella iba a tener problemas allí por llevar velo. Ésta es una historia que ya conté en la radio SER de mi pueblo. ¡Qué mal me sentí cuando vi que Soha hablaba en serio! Le contesté que no, que no tendría ningún problema, ¡faltaría más! A estas alturas está bien decir que yo nunca nunca he tenido que ponerme un velo viviendo por estos lugares. Solamente, claro está, cuando entro en las mezquitas.
En esta misma cadena, el primer lugar donde ejercí la profesión de periodismo, me atrevía a hacer una metáfora para que la gente comprendiera mejor el estigma de la turista que se siente violentada cuando visita un país árabe. Colocar un plato de comida ante los ojos de un hambriento, en este caso, unos pantalones cortísimos y unos escotes generosos."Es como tomar el sol sin protección. Puede que no llegues a quemarte, pero seguro que al final ... Hay que tomar precauciones". Claro que es diferente punto de vista para una turista que para una persona que, como yo, vive aquí y está más hecha a las circunstancias.
Ahora bien, ¿cómo piensan las mujeres veladas? ¿Son más conservadoras que las musulmanas que no llevan el velo?
Allá en 1982 salió a la luz una encuesta que centró su estudio en las mujeres musulmanas, veladas frente a no veladas. A ambas partes se les preguntaron las mismas cuestiones. Veamos lo más interesante de manera resumida:
En 1982 las mujeres veladas eran más conservadoras que aquéllas que prefierieron cambiarse al estilo occidental. El 88% de las mujeres veladas pensaban que la educación de la mujer era algo importante (frente al 93% de las mujeres no veladas); el 88% de las veladas aceptaban que la mujer trabajara fuera de casa, y el 77% pretendían hacerlo tras conseguir graduarse (95% y el 85% de las no veladas); el 53% de las mujeres veladas pensaban que las mujeres y los hombres debían compartir los mismos derechos y obligaciones y que la mujer podía ocupar puestos importantes en su trabajo (frente al 63% de las no veladas). -Fuente: The Battle for God. Karen Armstrong-
Para ellas, en ese momento, tanto volver a vestir los trajes tradicionales islámicos como ponerse traje y chaqueta occidental, era cuestión de identidad por una corriente u otra. La primera quería sentir la religión de manera más tradicional con un toque de 'cambio', para así llegar a la pureza, la claridad y la lógica de una vida dedicada al amor de Dios. La otra se encontraba en la línea de paso de la transición hacia una sociedad moderna. Un papel duro y que a simple vista para algunos podía resultar ilógico, tanto como la línea política y ecómica por la que estaba pasando Egipto en esos momentos.
Pero, ¿quien dice que el cambio sea fácil? Además, cada uno es libre de escoger.
En 2005 encontramos otra encuesta, esta vez trata sobre las opiniones de las mujeres musulmanas en: Líbano, Marruecos, Egipto, Turquía, Irán, Jordania, Arabia Saudí y Pakistán. En ella se lee que
did not think adopting Western values would help the Muslim world's political and economic progress (no creen que adoptar valores occidentales les ayude en el progreso político y económico en el mundo musulmán). Y, añado yo, sobre todo si en éste lo más valorado en una mujer es su cuerpo, el cual debe ser una representación de los cuerpos de las actrices de Hollywood. Algo que, tristemente, ya se ha establecido en la mentalidad de las jóvenes árabes.
Otra conclusión a la que se llegó con esta encuesta realizada por la Gallup Poll, es que las mujeres musulmanas no se sienten oprimidas.
Hoy en día, uno de estos símbolos de opresión de los que hablamos en Europa es el ninqab, o vestimenta negra que tapa todo el cuerpo de la mujer musulmana, excepto (en algunos casos) los ojos. Pues bien, en Egipto se ha puesto de moda hace unos pocos años y va en aumento. Una moda que viene de los países del Golfo Pérsico (Arabia Saudí, Yemen, Oman...etc) de la mano de los egipcios que han vuelto tras su emigración a estos países en busca de trabajo.
¿Entienden ahora que el Corán no ha establecido la obligatoriedad del velo, ni siquiera el ninqab? Son las propias sociedades musulmanas las que se encargan en diseñar ropas y símbolos de identificación, como ocurre en los países no musulmanes. Son corrientes de opinión ergo expresión y todos, absolutamente todos, ejercen una lucha por su supervivencia. Cuanta más presión haya por ser suprimida, más testaruda se volverá.
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